Una casilla para el perro

En abril de 1936 visitó una emisora que había sido instalada en una casa de familia en Florida por el Sr. Omar Barreiro. En esa misma casa se encontraban: los estudios, las mesas de control y los equipos transmisores junto con la antena transmisora. Allí tuvo la idea de instalar una emisora en Tacuarembó y le pareció que no era algo imposible.

Años más tarde, le otorgaron la licencia que había solicitado para instalar una emisora en Tacuarembó. Sin embargo, uno de los requisitos, era que debía instalar los equipos transmisores y la antena en un lugar que estuviera alejado de la ciudad.

Tuvo entonces que salir a conseguir un terreno para este fin, y, debido a que no le había contado a nadie sus intenciones de instalar una emisora, por temor a que alguien se le adelantara en su idea o a que lo trataran de loco, no podía decir para qué quería realmente el terreno.

Fue entonces que decidió inventar que buscaba un terreno para instalar una casilla para un perro; y esto le decía a todos quienes lo acompañaban en la búsqueda del terreno, así como también a los dueños de los terrenos cuando le preguntaban para qué lo quería.

Así recorrió el Barrio Reggi, el Barrio Ferrocarril y parte de la Avenida Oribe.

Finalmente, se decidió por un terreno en el Barrio Reggi, propiedad de la Srta. María Reggi. Allí le pidió que le arrendara una cuadra del terreno ya que era todo lo que necesitaba. Pero esta le dijo que no, y el joven Luis Santos tuvo que recurrir a su padre para que este fuera a hablar con María Reggi.

María Reggi aceptó y le arrendó una cuadra de tierra sobre Avenida Oliver, donde Luis Santos pudo instalar luego la primer planta emisora de Radio Zorrilla.